Delicioso libro sobre uno de esos personajes que no les queda otra que ser británicos.
Collingwood Ingram fue un personaje interesado primero por la ornitología, acabó siendo un apasionado de los cerezos ornamentales japoneses.
Cuenta su larga historia, vivió 100 años, y sus andanzas para cultivar, rescatar y posteriormente crear especies de cerezos.
¿Qué tuvo de especial lo que hizo?. No mucho, no salvo a nadie, ni descubrió nada fundamental para la humanidad, solo conservó y creó belleza, que no es poco.
MUY RECOMENDABLE
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